domingo, 14 de agosto de 2011

LOS ACCIDENTES NO EXISTEN

LOS ACCIDENTES NO EXISTEN

por Cristian Tzul Tzul


Hace algún tiempo publique un devocional basado en el largometraje de la productora DreamWorks titulada Kung-Fu Panda. Porque como ya lo había mencionado en aquella ocasión, debemos de aprender algo de todo lo que escuchamos y vemos, en lo personal siempre le presto toda mi atención a lo que veo y tomo lo bueno y desecho lo malo.

En esta ocasión quiero compartir con ustedes queridos amigos lectores otra lección de vida que obtuve al ver esta película; el caso es que en esta película uno de los personajes es una vieja tortuga parlante, que es un maestro y el quien descubrió el Kung-Fu y la trama de la película llega a un punto en donde todo en lo que él y todos los habitantes del valle creen se desmorona y cuando el miedo los invade porque un antiguo enemigo amenaza la tranquilidad de su hermoso hogar, y en lo único que pueden aferrarse es a la creencia de que un legendario guerrero surgiría y los salvaría, pero resulta que durante la ceremonia en la cual se elegiría al profetizado guerrero, de entre los 5 mejores luchadores de Kung-Fu de toda china, por un accidente un Panda que cae del cielo es elegido, y este Panda no sabe nada de Kung-Fu y también es incapaz de aprenderlo, porque es demasiado torpe y muy gordo para realizar los movimientos que dependen de agilidad física, y en medio de este desorden la amenaza que ya es inminente se acerca cada vez más y es cuando todos piensan que no hay salida, y que el haber elegido al Panda fue un accidente; pero el veterano maestro pronuncia una frase que me impacta y es el motivo de este devocional, él dice: los accidentes no existen, todo lo que pasa tiene un porque.

En realidad estas palabras conllevan una gran enseñanza, pues la biblia nos enseña que no cae la hoja de un árbol, si no es la voluntad de Dios, y la ley de la naturaleza nos dice que cada acción, provoca una reacción, entonces no podemos decir que algún episodio en nuestra vida fue consecuencia de un accidente, porque en realidad los accidentes no existen, cada cosa que sucede en nuestra vida es con un propósito mayor que tal vez no podamos ver, pero que existe aunque no lo podamos ver; cuando era pequeño una vez escuche a mis padres discutiendo y en medio de la discusión escuche cuando mi papá le decía a mi mamá que yo había sido el resultado de un accidente; en mi inocencia lo primero que pensé fue que quizás mi mama caminando por la calle se resbalo y se golpeó y fue entonces que quedó embarazada de mí; o tal vez viajando en un automóvil se estrelló, y después de eso llegue yo, tiempo después comprendí que lo que mi padre quería decir cuando dijo que yo era el fruto de un accidente es que ni él ni mi mamá nunca planearon mi llegada y que según ellos fui el fruto de un momento de pasión en el que se dejaron llevar, eso marco mi vida para siempre, porque ya no podía sacar de mi cabeza la idea de saber que nadie nunca me espero y que fui concebido pero nunca fui deseado.

Hoy me puedo dar cuenta de que todo aquello es una mentira, que aun que mis padres no me planearon, Dios en su divinidad me conoció aun antes de la fundación del mundo y me bendijo, y por eso hoy 20 años después de ese accidente que protagonizaron mis padres, con toda certeza puedo decir: que los accidentes no existen que ni yo, ni nadie vino a este mundo por un accidente.

Pero hay aún más detrás de esto, porque muchas veces en nuestra desesperación pensamos que todo lo que sucede es por accidente, pero déjame decirte que no es así, cada cosa que esté pasando en tu vida, sea enfermedad, escases, depresión, o cualquier circunstancia que afecta tu vida, déjame decirte que no es por un accidente, es consecuencia de algo en tu pasado que el día de hoy, provoca una reacción, pero aun que parezca demasiado malo, o demasiado complicado de solucionar eso mismo lleva implícito un propósito divino, que solo podrás descubrir si llegas al final y puedas ver que el fracaso actual tan solo fue el detonante que te llevo a un éxito futuro.
Así que cada vez que algo malo ocurra en tu vida, no pienses que fue un accidente, y no le preguntes a Dios ¡Porque a mí! Mejor guarda silencio delante de Jehová y espera lo que El hará en tu vida, y cree que será grandioso y sorprendente.

Los accidentes no existen, cada cosa sucede por un motivo, y si te preguntas cual, no te lo puedo decir porque ni yo, ni tú lo sabes, pero a poco no te gustaría descubrirlo por ti mismo, sigue adelante no te detengas y veras que el Señor hará grandes cosas en tu vida.

Escrito para www.devocionaldiario.com

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